LOS CUENTOS DE LA EDUCACION

Puede uno inventar, desde la fantasía o desde el sueño, acaso desde la imaginación. Válido para las mentes que se imaginan el mundo, y que por lo tanto viven en un mundo imaginario. Solo espero que, tales imaginadores, no quieran imponerme su mundo-un mundo, falsario, y menos si su imposición se funda en realidades imaginadas en las margenes de lo falsario. Peor asunto si sus mundos imaginarios los construyen en escenarios educativos y en actos cuasieductivos, construidos desde visiones y posiciones estamentarias  que ilusamente los inducen a apropiarse de lo publico de los actores de la educación.

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