SOBRE LA INTERVENCION EDUCATIVA

Intervenir en el mundo, se antoja, dan ganas. Con frecuencia, y -a veces- el que mete paz saca más. La intevención-explotación- del hombre en el uso de los recursos naturales ha creado consecuencias funestas en el ahora precario ecosistema. La intervención revolucionaria de Fidel Castro en cuba, cambió a Cuba y a los cubanos, no estoy seguro que para mejorar. Bush se metió a Irak y da pena ajena. Parece que los que meten la pata ahora estan recibiendo zapatazos. Paulo Freire, un día tuvo la ocurrencia de hacer lo que quería y no lo que esperaba un auditorio y se quedó ahí solo y llorando. Tengo dudas de que la Revolución Mexicana fuese la mejor solución para los campesinos mexicanos. El que cae en arenas movedizas lo que menos debe hacer es salir hacia arriba, o ya de plano en que se mueve no sale en la foto. Creo cabe la posibilidad de detenernos un poco o parar para bajarnos, como mafalda. Así, entonces interrogarnos sobre el sentido y destino de la acción, para el caso que nos ocupa, la de la educación, la de los educadores, la de la escuela, la de las instituciones en general de nuestra cultura y de los procesos de construcción de la realidad social en la que vivimos. Pero, con solo intentar parar ya asumimos una pérdida, no se vale detenerse, hay que sumar, hacer más, decir más, pensar más, producir más, estudiar más, aprender más, ser más, vivir más, tener más y sobre todo con calidad. ¿Por qué no, intentar una renuncia, alguna renuncia, ante el progreso, ante el desarrollo, ante la verdad incluso?
Qué tal si renunciamos a tantos contenidos escolares, o si renunciamos a los monitos en los libros, o renunciamos al material didáctico en la escuela; ¡mejor¡ renunciemos ante la idea de que es mejor una imagen que mil palabras, o... mejor sigamos siendo obedientes por que nos corren del trabajo. A lo que no debemos renunciar es a educar, a despertar el deseo por saber, a respetar la vida, a cuidar la tierra, a amarnos.