ACERCA DEL ENTORNO DE LA ESCUELA

Me mueven los comentarios sobre la posibilidad de control de "la escuela", y a fuerza de resirtirse a ella-la idea_ me late preguntar-nos, ¿qué es la escuela?, Silvio Rodriguez diría que no es un amasijo hecho de cuerdas y tendones, digo será ¿masa o cantera?. Para iniciar la reflexión, diré que la escuela es algo, bastante subjetivo, que no por pensarla es. Acaso será el conjunto de planes y programas o su versión fáctica del "magister dixi" permeado de un gran conjunto de creencias sobre lo que es ser profesor o enseñador o siquiera sobre lo que es ser trabajador del gobierno, con un salario intocable -fiel cancerbero que cuida, sin saber, de la reglas del juego gobierno/sindicato- que atiende estudiantes, que ni son sus amigos ni son sus hijos. Bueno hay que decir que ya es común que la escuela parezca mercado, y no del conocimiento, mejor de "coca cola y sabritas", al lado la copiadora, para no leer en clase y evitar la fatiga, pues es mejor acumular un monton de copias para tener un deposito de conocimiento que aprender. De paso, hay que decir que parece ser que, es mejor ser un estudiante desnutrido que parecer pobre obediente y dependiente de su madre llevando lonche de frijoles con huevo. Aparte se cocina la idea de la inspiración para ejercer los derechos humanos, con una seudocultura del reclamo y del ejercicio del derecho, entre ello se filtra la ideología de género, siempre generosa para las mujeres, entre el infierno y la gloria para los hombres.
La realidad -tirana dice la canción- de la educación en sus entorno sorprende al asomarse en la inmensidad de un espacio diverso, complejo, con un orden caótico, que a pesaer de todo se mueve, solo que no en la dirección que deseamos o que se nos antoja, se mueve hacia lugares insospechados, inesperados, que, podrian ponernos a sudar la gota gorda, en caso de querer intervenir para cambiar el estus quo. Cuando intentamos, el intervenir, con frecuencia nos enfrentamos a una montaña que si fuera a pico y pala podriamos derribarla, pero, esta montaña podría crecer o ensancharse apenas le toquemos un pelo. Es la educación un paciente tan delicado que se requiere de un medico de cuerpos y almas, y en este caso experto en almas. El alma de la educación, me parece, necesita su caldo de pollo, sin matar al pollo. Asi entonces necesitamos la receta, los ingredientes y la o el cocinero que se atreva a meter las manos al fuego para transformar la realidad de la educación, de las escuelas y de las personas. Un cambio así segun Moscovicci no se consigue con el mantenimiento del status quo ni con una reforma, es solo a través de la revolución que se consigue un verdadero cambio.

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